historia sobre el champagne

ORIGEN DE SOBRE CHAMPAGNE

¿Cuál es el origen del champagne (“champán” en español)? Una bebida que no puede faltar en toda celebración.

Antes de meternos en su principio. Tres pinceladas sobre esta bebida:

1. El Champagne se produce con tres tipos de uva: chardonnay, pinot noir y pinot meunier.

2. La región de Champagne se extiende a unos 145 km al noreste de París. Ocupa la cuenca de un mar interior desaparecido en la era terciaria. Champagne cubre unas 35.000 hectáreas.  

3. Se trata de la bebida más famosa y más vendida del planeta.

Y ahora sí, ¿cuál es la historia del espumoso más vendido del mundo?.

LA BEBIDA DE REYES Y PAPAS

El viñedo de Champagne era famoso bastante antes de que se empezara a producir el vino espumoso que todos conocemos como Champagne. Entre 826 y 1825, 37 reyes de Francia fueron coronados en la Catedral de Reims, después de que San Remigio bautizara allí a Clodoveo. Ya en el siglo IX se hablaba de los vinos de Épernay y los abundantes monasterios de la región estimularon el cultivo de la vid tanto como la exportación del vino. Las grandes ferias medievales que se celebraban en esta región, punto clave de las principales rutas europeas, extendieron aún más el renombre de sus vinos. Muchos reyes y papas poseían viñas en esta región.

ORIGEN DEL CHAMPÁN UN ¨VINO LOCO¨

El vino de Champagne era, en esa época, un vino tinto de color pálido, aroma intenso, tranquilo y no espumoso. Se atribuye la paternidad del champagne a Dom Pierre Pérignon, un monje benedectino de la abadía de Hautvilliers, que a fines del siglo XVII se dedicó a desarrollar un vino pálido, casi blanco y algo efervescente a partir de las mejores pinot noir.

En realidad Dom Pérignon no pretendía elaborar vino espumoso, su intención era la de innovar en la época y elaborar vino blanco a partir de uvas tintas. El monje pasó mucho tiempo perfeccionando el arte de hacer vino blanco a partir de uvas tintas. Evitaba las pieles de las uvas, las responsables del color, y mezclaba diferentes vinos de diferentes viñedos de la región para obtener un producto con el mejor sabor.

Dom Pérignon consiguió finalmente elaborar un gran vino blanco a partir de uvas tintas, pero apareció un problema, muchas veces surgían burbujas en las botellas de su vino. Dom Pérignon no se explicaba lo que ocurría, de hecho -ironías del destino- paso gran parte de su vida tratando de evitar las burbujas en el vino.

Sin embargo, los ingleses a quiénes los monjes enviaban vino blanco, preferían la versión “mala”, es decir les gustaba más el vino “burbujeante” de Dom Pérignon a la versión normal.

La región de Champagne era muy fría y húmeda, y las uvas se vendimiaban muy tarde para que tuvieran más tiempo de maduración, la fermentación se detenía en invierno cuando hacía frío, pero para ese momento ya habían embotellado el vino, entonces subían de nuevo las temperaturas y la fermentación se iniciaba de nuevo, pero en el interior de la botella.

En aquella época era común que estallasen muchas botellas, debido a que el gas de esta segunda fermentación no podía escapar de la botella y el vidrio de la época era débil y de escaso grosor. También era común en la época la “reacción en cadena”, cuando una explotaba, explotaban muchas otras. Dom Pérignon no sabía por qué ocurría esto y denominó a su vino como “vino loco”. La inestabilidad de este “vino loco” fue causa de muchas preocupaciones, pero afortunadamente aparecieron unas nuevas botellas con el cristal más grueso. Entonces refinó su proceso, lo estudió, trabajó en su obra y lo perfeccionó.

Para el tapón Dom Pérignon se fijó en las bondades del corcho como cierre de las vasijas usadas por los peregrinos a modo de cantimploras, tras lo cual dedujo que podía ser el material ideal para cerrar las botellas de vidrio de forma casi hermética y evitar así el escape de gas.

Dom Pérignon murió en 1715 y durante sus 47 años como maestro bodeguero creó los principios básicos que se siguen usando actualmente para hacer Champagne, Cava y la mayor parte de vinos espumosos existentes en el mundo basados en su sistema: La técnica de la “segunda fermentación”, que no es otra cosa que fermentar intencionadamente el vino una segunda vez pero en la botella.

EL VINO DE LOS GANADORES

No obstante, es en 1712 que la corte del Duque de Orléans lanza la moda de esta nueva bebida. Para cuando Napoleón I llegó al poder, el vino espumoso de Champagne ya había conquistado a nobles y poderosos de París a San Petersburgo. “Merecido en la victoria, necesario en la derrota”: esta frase expresa a la perfección la actitud de todo el mundo hacia el champagne, el vino con el que celebran los ganadores y se consuelan los perdedores desde hace siglos. 

 

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